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HERBERT SPENCER

Herbert Spencer  fue un naturalista, filósofo, sociólogo, psicólogo y antropólogo inglés.

 

  Spencer desarrolló una concepción única y total de la evolución como el desarrollo progresivo del mundo físico, los organismos biológicos, la mente y la cultura humana, y las sociedades. Era un entusiasta de la evolución, incluso escribió de ella antes que el propio Darwin.

 

 

  Durante su vida alcanzó una tremenda autoridad ya que contribuyó a una amplia gama de temas como la ética, la religión, la antropología, la economía, la teoría política, la filosofía, la literatura, la astronomía, la biología, la sociología y la psicología.

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Herbert Spencer 1820 1903 filósofo inglés ILUSTRACIÓN MODERNA

  En este caso hablaremos de la Teoría del Exceso de Energía, desarrollada por Herbert Spencer, basada en los escritos filosóficos de Friedrich y Schiller.

 

«El juego es la descarga agradable y sin formalidad de un exceso de energías. Spencer buscó la razón del juego en la existencia de un excedente de energía, que pugnando por evadirse del organismo infantil se desplegaría por los centros nerviosos».

 

  Esta teoría entiende que el juego se usa como una especie de liberación o canalización del exceso de energía que acumulamos en un momento dado, y que no ha sido usada para ninguna otra actividad productiva o concreta. El juego sirve, para gastar el sobrante de energía que todo organismo joven tiene y que no necesita, pues sus necesidades están satisfechas por otros.

 

  Por lo tanto, Spencer defiende que el origen del juego consiste en un medio de dar rienda suelta a la energía acumulada en los seres vivos. Si se consideran las distintas especies, se observa que cuanto más desarrolladas están, más juegan, ya que tienen que dedicar menos tiempo a la satisfacción de las necesidades vitales. Esto se explica si se tiene en cuenta que Spencer promulgó la expresión de ‘’la supervivencia del más apto’’ (la selección natural). Es decir, las especies inferiores necesitan la mayor parte de su energía para cubrir sus necesidades básicas, pero a medida que las especies van ascendiendo en complejidad necesitan menos energía de la que poseen para satisfacerlas.

 

  En cierta medida, es cierto que cuando practicamos deporte sentimos (cuando no lo hacemos por un período relativamente largo comparado con lo que estamos acostumbrados) que estamos «desesperados» por consumir esas energías, y no vemos la hora de empezar a movernos o a divertirnos físicamente con lo que nos apasiona. Esto se relaciona directamente, de forma indudable, con las endorfinas y aquellas sustancias que generan placer al ejecutar una actividad física.

  Pero también es cierto que si esta teoría no fuera aplicable sólo a los deportistas, no existirían las personas obesas o con exceso de peso o, en definitiva, las personas sedentarias que no juegan  ni hacen deporte alguno.

Esta teoría ha tenido sus críticas ya que el juego no siempre es para gastar energías, sino parar reponerse.

Los niños no solo imitan a los adultos, sino también ellos tienen su propia actividad creadora.

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